En un comunicado, las dos instituciones se han referido al incidente ocurrido el 20 de febrero, cuando un hombre se dio a la fuga por las calles del centro después de haber raptado a la hija de su pareja de dos años, “a la que arrastró y zarandeó durante casi una hora de persecución, portando un gran cuchillo en la mano en actitud desafiante, en una manifiesta acción criminal”.
El agresor ya contaba con una denuncia anterior y reciente por violencia de género contra la madre de la menor, de la que tenía que mantenerse alejado por orden judicial, asegura la nota.
“A pesar de la reincidencia y gravedad de lo sucedido, la única protección que se adoptó hacia las víctimas fue el dictamen de otra orden de alejamiento, en este caso hacia la pequeña, a pesar de haber quedado acreditado que tal medida ya había resultado insuficiente”, manifiestan las dos instituciones.
El agresor no ingresó en prisión y de hecho, esa misma noche, volvió a dirigirse a la vivienda familiar y volvió a amenazar de muerte a madre y a hija.
La Unidad de Coordinación contra la Violencia hacia la Mujer y la Viceconsejería de la Mujer recuerdan que los hijos e hijas de las víctimas de violencia de género constituyen la parte más vulnerable en los procesos violentos del hombre hacia la mujer.
Por ello, solicitan una protección “inmediata y eficaz” para todas las víctimas de violencia de género cuando pueda acreditarse tal circunstancia, tal y como establece la ley, y piden especial atención y sensibilidad cuando en los procesos violentos hay menores implicados, máxime cuando, como en el caso que nos ocupa, se evidenció claro riesgo para la vida.
Ambas instituciones lamentan que, siendo la violencia de género un problema de extraordinaria gravedad para la sociedad en su conjunto, aún haya quien, abiertamente, se atreva a criminalizar a las mujeres que lo sufren y denuncian.